Al interior de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) hay un choque entre dos de sus principales facciones más politizadas y opositoras. La de la Ciudad de México encabezada por Pedro Hernández, secretario de la Sección 9 y la sección 22 de Oaxaca, comandada por Yenny Araceli Pérez Martínez. La disputa es por la cantidad de recursos y prebendas obtenidas por los maestros oaxaqueños.
A lo largo de 47 años de existencia se nota que lo que nació como una lucha laboral de los maestros, con las décadas comenzó a distorsionarse hasta convertirse en un grupo de choque interesado en obtener recursos; es decir, los integrantes se volvieron maestros del chantaje y de la desestabilización político-social. Las pruebas están en las calles, pero ahora se dividen entre radicales y moderados por el manejo de recursos.
Pedro Hernández ahora anda en una campaña hostil en calles de la Ciudad de México. Por ambición e impunidad. A través de la presión y en conjunto con las secciones, 10, 11 y 60 exige homologación en prestaciones, bonos y aguinaldo.
Sin embargo, las exigencias no terminan ahí, la petición de que no se les descuente dinero por los días que se ausentaron por llevar a cabo sus acciones de presión política es otra demanda a su favor. Su liderazgo es menos aguerrido, aun así reta a las autoridades y bloque avenidas.
Con el rezago educativo y sus múltiples exigencias laborales exhiben que para la CNTE, la educación es un membrete que utilizan los dirigentes de la organización para tener derecho de audiencia.
La CNTE es un movimiento impopular entre la sociedad que no aprueba sus formas de reclamo y que rechaza tajantemente su demanda de tumbar cualquier reforma educativa o modelo que atente contra sus intereses.
Y es que en el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador, a la CNTE se les abrió el diálogo y las puertas de Palacio Nacional —sin tener que patearla— abrogó una parte de la Reforma Educativa, se reinstalaron a maestros cesados y se les liberó a los considerados presos políticos. Ahora, cierran vialidades y le necean al gobierno de la cuatroté. Exigen recursos y piden impunidad.
En la CNTE hay una división marcada entre los grupos que se han mantenido en la línea de negociación con el gobierno y quienes mantienen la política de medidas drásticas para consolidar sus beneficios. Pedro Hernández se encuentra en un punto de conflicto con autoridades del gobierno federal por la homologación de prestaciones. No tiene los mismos medios de movilización con los que cuenta Pérez Martínez, pero afecta a la ciudad y al partido que les dio poder y ahora patea el pesebre.