Los principales dirigentes dela Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación llevaron al límite la radicalización de su movimiento al grado de ser comparados, por su actuar y extremismo, con los grupos de derecha. La insinuación de boicotear las elecciones de 1 de junio reventó el diálogo con la cuatroté y al interior de la CNTE comenzó el choque ideológico.
La CNTE no es indomable. Eso es un mito. Mientras conquistaron espacios políticos en la cámara de diputados en 2018, la CNTE era aliado de la cuatroté. Los maestros disidentes se dejaron apapachar por los espacios conseguidos y vivieron días de gloria. Hace siete años, la CNTE tuvo una presencia destacada en San Lázaro y ocupó al menos 19 curules bajo los colores de Morena. Era el pago de cuotas por la “afinidad” en las luchas ganadas en la calle. En la actualidad, su modelo de alianzas por conveniencia ya no funcionan y pretenden desestabilizar las finanzas gubernamentales con sus exigencias.
Lo graves es que la CNTE no apoya para salir del rezago educativo, ya que 19 mil 974 escuelas suspendieron actividades debido a las movilizaciones magisteriales. Ese es el primer saldo de las protestas magisteriales.
De esta manera, con el rezago educativo y sus múltiples exigencias laborales, los maestros exhiben que para la CNTE, la educación es un membrete que utilizan los dirigentes de la organización para tener derecho de audiencia y espacios políticos. Y la confrontación interna por no ser etiquetados como grupo de derecha pegó en los liderazgos del centro del país.
Y es que en Oaxaca, la sección 22, dirigida por Yenny Araceli Pérez Martínez, tiene 12 mil 484 escuelas cerradas, lo que equivale al 95.03 por ciento de los planteles en la entidad. La justificación de este cierre masivo es que los profesores de esa entidad consultaron con los padres de familia para el cierre de escuelas. Encontraste, en la Ciudad de México no han llevado a cabo una asamblea para preguntar a los ciudadanos si quieren vialidades cerradas.
Esa es la ambigüedad del discurso y la narrativa maniquea. El amago está latente para desquiciar una semana más la ciudad, Yenny Araceli Pérez Martínez, encabeza el contingente que tiene el mayor número de grupos radicales infiltrados de corte subversivo. Son tolerados y utilizados. Ella es del grupo más aguerrido y de los que van por el boicot electoral.
En contraste, Pedro Hernández, secretario de la Sección 9 de la CNTE radicada en la Ciudad de México habla de que en toda negociación hay propuestas y contrapropuestas, el problema es que el diálogo se suspendió. Aun así hay planteles cerrados que corresponden al 1.79 por ciento. Aunque afirma que no se apuesta al 1 de junio para la resolución de su conflicto.
A lo largo de 47 años de existencia se nota que lo que nació como una lucha laboral de los maestros, con las décadas comenzó a distorsionarse hasta convertirse en un grupo de choque interesado en obtener recursos; es decir, los integrantes se volvieron maestros del chantaje y de la desestabilización político-social. Las pruebas están en las calles, pero ahora se dividen entre radicales y moderados.