Consolidando modelos de sostenibilidad, regeneración y calidad de vida para nuestras ciudades y zonas urbanas

El pasado 31 de octubre, se conmemoró el Día Mundial de las Ciudades, el cual fue establecido por la Organización de las Naciones Unidas con el objetivo de promover el interés en la urbanización y fomentar la cooperación entre países para aprovechar oportunidades y desafíos del urbanismo, así como para contribuir al desarrollo sostenible.

Desde 2020, en la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, organizamos de manera anual, la Smart Cities Summit, una cumbre que busca ser un espacio donde representantes de institutos de planeación urbana de municipios en México y Centroamérica puedan intercambiar mejores prácticas y compartir aprendizajes con expertos internacionales. La cumbre ha sido una plataforma de intercambio de innovación específicamente en dos áreas: la planificación urbana para recuperación de espacios públicos y trama verde, así como la aceleración en la digitalización gubernamental.

Este año, la cumbre se realizó en San José, Costa Rica, enfocándose en el poder de la planificación responsable y ordenamiento territorial con el objetivo de preparar la expansión ordenada de las ciudades orientando proyectos a aumentar y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Ciudades participantes, como Monterrey, Irapuato, Durango, Guadalajara, Tecate, Chihuahua, son municipios en México que enfrentan distintos retos. Algunos enfrentan y deben responder al incremento de la población urbana; otros deben planificar ante el menor acceso a recursos naturales como el agua; pero también lograr la atracción de inversiones. Ello se vuelve complicado ante la falta de normativas que provean la posibilidad de optar por energías limpias en el país.

La urbanización ofrece la posibilidad de rediseñar la ciudad con mayor inclusión. Es uno de los ejes vitales para reconformar la vida en las ciudades, garantizando igualdad en acceso a servicios, así como mayor compromiso para que a los ciudadanos les resulte atractivo vivir en su ciudad, y no sea solamente por no tener otras opciones. Las ciudades y zonas urbanas no deben ser motores de crecimiento, sino modelos de sostenibilidad, regeneración y calidad de vida.

En este sentido, el paso de Otis por Acapulco y zonas aledañas en Guerrero representa un caso específico de análisis ya que nos demuestra que el cambio climático está sucediendo en nuestras zonas costeras, en zonas urbanas, y que ha sido tarde para actuar. Las catástrofes seguirán ocurriendo si no logramos encontrar un punto para contrarrestarlo. Por ello, la planificación urbana para ciudades resilientes al cambio climático se vuelve ahora más crucial que antes. Ante la catástrofe que dejo Otis, es necesario ver el área de oportunidad para rediseñar la ciudad de manera que pueda mitigar los riesgos por efectos del cambio climático y garantizar la seguridad de los ciudadanos.

La infraestructura verde como estrategia de mitigación de riesgo con diseño y traza de infraestructura pública, las playas inteligentes y malecones resilientes a través de la protección y diseño de playas determina la capacidad de ciudades de sobrevivir ante el aumento del nivel del mar o catástrofes naturales. Parques lineales, malecones que delimiten la primera línea protegiendo la playa del desarrollo inmobiliario y elevaciones adicionales de infraestructura como barrera contra tormentas o tsunamis son también algunos instrumentos que podrían ser implementados. La clave está en poder integrar usos paisajísticos recreativos y culturales para que la comunidad se apropie de los espacios mismos.

María José Salcedo

Coordinadora de la Oficina en México de la Fundación Friedrich Naumann

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