■Israel Mendoza Pérez
@imendozape
Sin medir las consecuencias de sus fobias políticas, Layda Sansores, candidata al gobierno de Campeche, guarda una molestia histórica contra el ex dirigente perredista Cuauhtémoc Cárdenas. Ella no olvida los golpeteos, del tres veces candidato presidencial, propinados a su grupo hace 20 años, pero no mide que Lázaro Cárdenas Batel, coordinador de Asesores, del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene derecho de picaporte en Palacio Nacional y su voz tiene más peso en la actualidad que su obstinada candidatura.
Layda. Cero sana distancia. |
De mantener su reclamo vigente de que ella y un grupo de perredistas, e izquierdistas sin partido, no lograron concretar un gobierno de coalición con Vicente Fox Quezada, por culpa de Cuauhtémoc Cárdenas su candidatura corre el riesgo de naufragar debido a que el choque con Lázaro Cárdenas Batel es inevitable y por añadidura dejarla sin respaldo político de las principales cabezas de Morena para lograr lo que desde los años 90 añora: revivir el sansorato en Campeche.
Ella no consiguió ser candidata por el PRD en 1997 debido a la encarnizada pelea entre tribus y en 2003 de la mano de Dante Delgado, entonces partido Convergencia, logró la candidatura, pero no la aceptación de los votantes. Ahora sus desplantes contra el cardenismo son definitivos para ver una campaña desangelada a pesar de pertenecer al partido en el poder. Aunque no se debe dejar de lado que ella no forma parte del círculo cercano del presidente.
Lázaro Cárdenas tiene un fogueo en teorías conspiratorias como las deslizadas por Layda Sansores. Sin empacho, ella afirma que el grupo formado en el año dos mil, —tres años después de su salida del PRD por no ser candidata a la gubernatura— que se denominó Transición y Reforma del Estado, agrupó a cientos de militantes resentidos por las tribus del perredismo, según ella no se planteó el voto útil, pero sí logró la firma para un gobierno de coalición y colarse al gabinete. En dónde se incluían dos secretarias, varias subsecretarias y muchas otras responsabilidades en el llamado gobierno del Cambio.
El entramado del que ella fue parte del eje central que articuló la cercanía de izquierdistas con Vicente Fox, se negoció que la entonces Sedesol se le asignara Amalia García, exdirigente perredista y la Secretaría de Comunicaciones, a Alejandro Encinas, ahora subsecretario de Derechos Humanos de la secretaría de Gobernación. Gracias a los amarres hechos con el equipo de transición de Fox ella logró colocarse como subsecretaria de Agricultura.
En ese momento se dieron dos puntos de quiebre decisivos, los head hunters que armaron el “gabinetazo” no tomaron en cuenta a los izquierdistas que anduvieron en una intensa campaña de adhesión y en segundo punto, las propuestas quedaron al aire y el derecho de picaporte se les negó poco a poco.
Según, Layda Sansores: “fue Cuauhtémoc Cárdenas quien torpedeó el proyecto. No fue Fox. El acuerdo abría un camino para poner los acuerdos básicos por encima de las diferencias, y abría la puerta para un equilibrio político”.
En la lista de aquel grupo que quedó muy frágil sólo Alfonso Durazo y Porfirio Muñoz Ledo quedaron dentro del primer gobierno de transición; sin embargo, no fueron piezas clave para concretar la alternancia en el poder, pero ni Sansores contribuyó a los cambios políticos en el país y ahora tiene un frente abierto contra Cárdenas Batel.▃
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