■Israel Mendoza Pérez
@imendozape
El no declarar semáforo rojo en la Ciudad de México, obligó a la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum a ponerle la muestra al subsecretario Hugo López Gatell, la manera más efectiva de vigilar una epidemia en la que se superaron los 115 mil 099 fallecimientos a causa del virus del Covid-19. Incluso, marcó su territorio como la responsable del manejo de la alerta en la capital del país.
Desde mayo de este año, una encuesta de Buendía&Laredo señaló que al evaluar el trabajo que ha hecho Sheinbaum para enfrentar la epidemia, 68 por ciento de los capitalinos cree que lo ha hecho muy bien. Esa era la primera señal para que su equipo cercano le arropara y le diera el apoyo para comenzar a marcar distancia.
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La Jefa de Gobierno puso en contexto no haber declarado semáforo rojo y delineó dos aspectos que marcarán su futuro político. Ella mantiene el respeto al presidente, pero las decisiones respecto al manejo de la pandemia por COVID-19 han sido su responsabilidad y de las autoridades capitalinas sin presiones externas. Ni intereses políticos dictados desde Palacio Nacional.
Además de ir en sentido común y dejar el sentido contrario del subsecretario Hugo López Gatell, respecto al uso de pruebas. Sheinbaum Pardo explicó: “Va bajando la la tasa de positivas y eso es gracia a la cantidad de pruebas que se están haciendo en la ciudad. Además, cada prueba va a acompañad de una llamada telefónica de gente del gobierno, le dan seguimiento, a través de una llamada de teléfono para conocer en qué condición de salud se encuentra la ciudadanía y facilidades para que hable con un médico o al 911”.
En tanto, para el vocero de la lucha contra la pandemia, Hugo López Gatell, la situación es otra ya que “respecto a esta aparente relación que algunos invocan que entre más pruebas, mejor control, existe sobrada evidencia de que esto es una falsedad, de que no hay ninguna correlación de que, a mayor número de pruebas, un mejor control”.
Así el marcado diferendo entre el burócrata de la salud y la Jefa de Gobierno ya llegó a su punto culminante. Después de dos años, ella conquistó el control de la ciudad y el manejo de la pandemia es más avanzado que el modelo que puso en marcha el López Gatell y que se ha modificado conforme la realidad lo rebasa.
Ya no hay punto de comparación. Claudia Sheinbaum marcó su territorio y comenzó de manera sutil a exhibir los excesos de López Gatell con algo tan sencillo como el uso de cubrebocas y las pruebas. Ella tiene trabajo político de la mano del tabasqueño. Ella defendió votos y los segundos pisos. Al subsecretario de salud, los reflectores le llegaron y sólo aquella flor al mandatario de que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”, sólo fue producto de la genuflexión fácil y la frivolidad ante la pandemia.
Sheinbaum comenzó a trazar su propio terreno y plan. Sólo es cuestión de tiempo y también y López Gatell saldrá de la escena. Esta primera batalla está a favor de la Jefa de Gobierno.