Pedro “El Perro” Aguayo para muchos, y me incluyo, es sinónimo de buenos recuerdos, no sólo para la lucha libre mexicana, sino para los fans de este deporte espectáculo que cada fin de semana reunía a las familias a disfrutar de los martinetes y las quebradoras. Obviamente la aparición en el ring de Don Pedro Aguayo Damián, era uno de los momentos más esperados, pues aunque estuvo muchas veces en la esquina de los rudos, se ganó el corazón de la afición. Sus botas y chaleco con peluche, su melena larga y sus múltiples cicatrices en la frente eran la antesala de una buena lucha, eso sí, sangrienta pues a pesar de ser el perro, era él siempre quien recibía mordidas.
Hoy a sus 73 años recibimos la muerte de este gran luchador y figura del cuadrilátero. Originario de Nochistlan, Zacatecas, hijo de campesinos que procrearon 16 hijos y de origen humilde pero muy trabajador, este hombre que fue, panadero, zapatero y hasta futbolista logró consagrar su nombre sobre el ring con su “Lanza zacatecana” y “La silla”.
¡Hasta pronto Don Pedro el “Can de Nichistlán”!