#NosEstánMatando, es el grito de periodistas pidiendo justicia

nos están matando

Felipe Calderón dijo que eran víctimas colaterales; Enrique Peña Nieto se ha empeñado en decir que no pasa nada, que todo está bien, para él y cualquier integrante de su gobierno los muertos que se acumulan son casos aislados, una suerte de casualidad que no merece la mínima atención porque simplemente pasa, así es la vida.

La muerte de Javier Valdez y Sonia Córdova fueron las gotas que derramó el vaso, un vaso con la sangre de indígenas, activistas, maestros, estudiantes, mujeres, periodistas, defensores de derechos humanos, hombres y mujeres. Hoy los periodistas se unieron para gritar “¡Nos están matando!”, un grito que queda entre la indolencia e indiferencia de los gobiernos que presumen en su discurso trabajar a favor de los derechos humanos y el respeto a la ley y episodios de violencia en diferentes ciudades del país.

Mientras que para la sociedad la violencia está a punto del desborde, temerosa de las víctima del secuestro, asalto o asesinato y existe el miedo justificado de terminar en una fosa sin paradero, mientras las autoridades culpan y criminalizan a discreción, los partidos se preparan para la gran elección, robando dinero de donde pueden en una indiferencia total ante la realidad del electorado que pretenden usar para encumbrarse en el poder.

¿De qué sirve un comunicado de “solidaridad” emanado de Gobernación o un tweet de muy peinado presidente? ¡NADA! El crimen avanza y opera con total impunidad, los criminales son los culpables de atemorizar con mensajes sangrientos y amenazas, son los sicarios contratados que transmitiendo sus andanzas pocas horas antes de asesinar a una mujer que sólo pidió ver a sus hijos; son los prófugos de un penal con sed de venganza contra una mujer que sólo buscó justicia para su hija, los asesinos invisibles que balean a quema ropa a reporteros; pistoleros sin identidad que asesinaron a Marisela afuera del palacio de gobierno, que mataron a Javier, a Nepomuceno, a la familia Reyes Salazar, a Sandra Lus, a Cornelia San Juan o a 43 estudiantes normalistas, ellos, todos ellos y los que faltan, son los culpables, sí, resultado de la gran telaraña de corrupción a la que todos de alguna u otra forma contribuimos y permitimos.

¿Quién falta? ¿Quién sigue? #NiUnoMás

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